19 mayo 2008

Perturbaciones entre yo y el otro


¿Quién es este prójimo?/.> ¿soy interceptada por este “otro”? /./< ¿qué tanto de mi debía ser dado a este extraño? [¿Dolerá más ser ‘nosotros’ que solo un 'tu' y un 'yo'?] La colaboración artística en pareja, dicese de amantazgos, noviazgos y queridazgos, atraviesa cuestionamientos sobre voluntad, amenaza, confianza, renuncia... hacia el asunto de cómo una relación es una forma de vida y una mirada de proporciones éticas tanto introspectiva como extrospectiva, intima y extima. Los proyectos en colaboración en pareja son vulnerables de las vicisitudes de involucrarse en una relación y de la conversión de la individualidad en la practica artística. De este modo, la colaboración en pareja no consiste solo en compartir el mérito o autoría de la obra o en la cooperación entre dos entidades para dar un resultado. El involucramiento con el otro intercepta la idea de constitución y de sobredeterminacion, perturbando estados de ser en lo que concierne a limites, acción y libertad: el otro me previene de ser totalmente yo mismo (the other preventing me from being totally myself, Ernesto Laclau). La reflexión sobre la praxis de artistas-amantes en el marco de las dinámicas de confrontación, tolerancia, provocación y diferencia implica atención al otro y conciencia del afecto implicado. El carácter relacional disuelve las meras intenciones, significados, expresiones y adscripciones, para remarcar el compromiso necesario y directo y quizás la honestidad en la practica artística. La práctica en colaboración concierne a la creación como actuar en la demanda de hacer y ser. Los artistas en pareja muestran preocupaciones acerca de si mismos en su trabajo, proponiendo distintas perspectivas de pathos y ethos a la creación y abarcando evidencias de convivencia, aceptación y tolerancia hacia la otredad.En las formas de relacionarse, la colaboración artística en pareja plantea numerosas cuestiones éticas que se elaboran antes y durante los proyectos de arte como aspectos de reflexión de la practica artística. Esto es, la colaboración artística en pareja incide en la dimensión ética de enfrentarse con el otro y con el mismo (self) desde nuevas concepciones teóricas afectivas e intersubjetivas, desde ser y hacer al sujeto a través del otro.
El carácter incompleto o no terminado de yo y la afirmación de nosotros –yo y el otro implicados- apunta a la constitución de un constante devenir, en llegar a ser en lugar de permanecer como entidades finales y estables. El campo semántico de la afirmación ‘el otro me previene de ser totalmente yo mismo’ denomina una prevención de totalidad, una función de amenaza hacia los limites conocidos y una ruptura implicada en el proceso creativo. La prevención como anticipación propicia la conciencia acerca de la identidad y la identificación como procesos formativos.
Es que cualquier conclusión del sujeto así como de la obra de arte debe ser entendida como imposible, porque el arte nos pasa como el amor a manera de encuentro, ambos radican en ese constante enfrentamiento con lo Real, esa cosa imposible que trasgrede y modifica nuestro universo simbólico y nos lleva a la re-configuración. (Zupancic, Ethics of the Real, 2000: 235) El arte como el amor, no son meros intercambios que objetivizan, sino que consisten en las relaciones que inciden, que impelen la manufactura de la subjetividad. A diferencia de la actitud de aceptación y tolerancia, amar al otro es la renuncia de lo dado, de las determinaciones, por lo que me lleva a la dimensión de las decisiones y de la responsabilidad. No renunciar es la decisión que en orden de preservar el amor, uno esta listo a renunciar sobre todas las cosas, renunciar se amalgama y encarna en deseo. Somos precarios y estamos perturbados siempre por el otro.