¿Quién es este prójimo?/.> ¿soy interceptada por este “otro”? /./< ¿qué tanto de mi debía ser dado a este extraño? [¿Dolerá más ser ‘nosotros’ que solo un 'tu' y un 'yo'?] La colaboración artística en pareja, dicese de amantazgos, noviazgos y queridazgos, atraviesa cuestionamientos sobre voluntad, amenaza, confianza, renuncia... hacia el asunto de cómo una relación es una forma de vida y una mirada de proporciones éticas tanto introspectiva como extrospectiva, intima y extima. Los proyectos en colaboración en pareja son vulnerables de las vicisitudes de involucrarse en una relación y de la conversión de la individualidad en la practica artística. De este modo, la colaboración en pareja no consiste solo en compartir el mérito o autoría de la obra o en la cooperación entre dos entidades para dar un resultado. El involucramiento con el otro intercepta la idea de constitución y de sobredeterminacion, perturbando estados de ser en lo que concierne a limites, acción y libertad: el otro me previene de ser totalmente yo mismo (the other preventing me from being totally myself, Ernesto Laclau). La reflexión sobre la praxis de artistas-amantes en el marco de las dinámicas de confrontación, tolerancia, provocación y diferencia implica atención al otro y conciencia del afecto implicado. El carácter relacional disuelve las meras intenciones, significados, expresiones y adscripciones, para remarcar el compromiso necesario y directo y quizás la honestidad en la practica artística. La práctica en colaboración concierne a la creación como actuar en la demanda de hacer y ser. Los artistas en pareja muestran preocupaciones acerca de si mismos en su trabajo, proponiendo distintas perspectivas de pathos y ethos a la creación y abarcando evidencias de convivencia, aceptación y tolerancia hacia la otredad.En las formas de relacionarse, la colaboración artística en pareja plantea numerosas cuestiones éticas que se elaboran antes y durante los proyectos de arte como aspectos de reflexión de la practica artística. Esto es, la colaboración artística en pareja incide en la dimensión ética de enfrentarse con el otro y con el mismo (self) desde nuevas concepciones teóricas afectivas e intersubjetivas, desde ser y hacer al sujeto a través del otro.
El carácter incompleto o no terminado de yo y la afirmación de nosotros –yo y el otro implicados- apunta a la constitución de un constante devenir, en llegar a ser en lugar de permanecer como entidades finales y estables. El campo semántico de la afirmación ‘el otro me previene de ser totalmente yo mismo’ denomina una prevención de totalidad, una función de amenaza hacia los limites conocidos y una ruptura implicada en el proceso creativo. La prevención como anticipación propicia la conciencia acerca de la identidad y la identificación como procesos formativos.
Es que cualquier conclusión del sujeto así como de la obra de arte debe ser entendida como imposible, porque el arte nos pasa como el amor a manera de encuentro, ambos radican en ese constante enfrentamiento con lo Real, esa cosa imposible que trasgrede y modifica nuestro universo simbólico y nos lleva a la re-configuración. (Zupancic, Ethics of the Real, 2000: 235) El arte como el amor, no son meros intercambios que objetivizan, sino que consisten en las relaciones que inciden, que impelen la manufactura de la subjetividad. A diferencia de la actitud de aceptación y tolerancia, amar al otro es la renuncia de lo dado, de las determinaciones, por lo que me lleva a la dimensión de las decisiones y de la responsabilidad. No renunciar es la decisión que en orden de preservar el amor, uno esta listo a renunciar sobre todas las cosas, renunciar se amalgama y encarna en deseo. Somos precarios y estamos perturbados siempre por el otro.
Es que cualquier conclusión del sujeto así como de la obra de arte debe ser entendida como imposible, porque el arte nos pasa como el amor a manera de encuentro, ambos radican en ese constante enfrentamiento con lo Real, esa cosa imposible que trasgrede y modifica nuestro universo simbólico y nos lleva a la re-configuración. (Zupancic, Ethics of the Real, 2000: 235) El arte como el amor, no son meros intercambios que objetivizan, sino que consisten en las relaciones que inciden, que impelen la manufactura de la subjetividad. A diferencia de la actitud de aceptación y tolerancia, amar al otro es la renuncia de lo dado, de las determinaciones, por lo que me lleva a la dimensión de las decisiones y de la responsabilidad. No renunciar es la decisión que en orden de preservar el amor, uno esta listo a renunciar sobre todas las cosas, renunciar se amalgama y encarna en deseo. Somos precarios y estamos perturbados siempre por el otro.